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Falla el lanzamiento del primer cohete Eris de la empresa australiana Gilmour Space
Después de numerosos retrasos hace unos minutos por fin la empresa australiana Gilmour Space ha llevado a cabo el primer intento de lanzamiento de su cohete Eris. Pero como se puede ver en el vídeo apenas se ha elevado unos metros sobre la plataforma de lanzamiento antes de que fallara uno de sus cuatro motores Sirius. Y a los pocos segundos han fallado al menos otros dos, con lo que el cohete ha terminado por caer a pocos metros de la plataforma.
Eris es un cohete de tres etapas con una capacidad máxima de colocar 300 kg en órbita baja terrestre. Desde el Espaciopuerto Orbital de Bowen permite alcanzar órbitas órbitas con inclinaciones de entre 20° y 65°.
Es muy difícil que un cohete consiga entrar en órbita en su primer lanzamiento, y de hecho la «carga útil» de esta misión así lo atestiguaba: era un bote de Vegemite, esa extraña crema para untar que tan popular es en Australia.
Así que ahora toca investigar la causa del fallo con los datos que hayan obtenido en los aproximadamente 14 segudos de vuelo y 23 de ignición de motores. Aunque la empresa habla ya de otro intento de lanzamiento antes de que termine el año.
Este ha sido el primer intento de lanzamiento orbital desde Australia en más de 50 años. El anterior tuvo lugar el 28 de octubre de 1971 cuando un cohete Black Arrow, también conocido como el lápiz de labios volante, puso en órbita el satélite Prospero X-3. Aunque tanto el cohete como el satélite eran proyectos del gobierno británico, no de una empresa privada. Era el cuarto lanzamiento del Black Arrow. Los dos primeros habían sido lanzamientos de prueba suborbitales y el tercero, ya con una carga útil, falló porque la segunda etapa no se encendió.
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Cómo esconder mensajes de 45 caracteres en una baraja de naipes mezclada adecuadamente
Quién esté interesado en los códigos y la criptografía o el intrigante mundillo de las combinaciones y permutaciones encontrará interesante esta anotación del blog de Asher Falcon titulado Hiding messages in playing cards, donde explica sus disquisiciones acerca de cómo se podría usar la ordenación de los naipes de una baraja para esconder un mensaje.
Simplificando el tema, y descartando opciones poco óptimas como usar solo los colores, palos o números, lo importante es considerar que el número de permutaciones de las 52 cartas de la baraja es 52! (esto es, factorial de 52, osea: 52 × 51 × 50 × … 2 × 1). Esto son unos 8×1067 permutaciones distintas, que en binario serían unos ⌊log₂ (8×1067)⌋ = 225 bits. Usando códigos de 5 bits (esto es 32 combinaciones) da para un alfabeto de 26 caracteres; suficiente para esconder mensajes. Y a las letras también se le podrían añadir otros 6 códigos especiales como espacio, punto, coma, barra, interrogación o «final de mensaje».
Del dicho al hecho (en Python)Asher ha llevado esto a un código de programación en Python que básicamente convierte el mensaje de texto en un número grande (llamado factorádico) que se puede descodificar nuevamente en los caracteres originales. Para que no todo sea tan obvio se puede añadir una clave, que cifra con un XOR (OR exclusivo) el texto en claro, así que sirve como «segunda capa» si acaso se necesita más seguridad.
El factorádico está muy relacionado con el código Lehmer que sirve para precisamente esto: numerar cada posible permutación de una secuencia.
Todo esto recuerda bastante a lo que el mismísimo Bruce Schneier hizo con Solitaire hace décadas, a petición del novelista William Gibson para su famosa novela ciberpunk Neuromante. En la versión de Asher el código y las condiciones son un poco diferentes (un baraja sin comodines en vez de una con comodines), pero ahí quedan ambas ideas y métodos. Hay quien dice que hay gente que usa varias barajas para guardar sus claves/palabras de carteras de bitcoin… aunque suena un poco arriesgado porque como alguien abra la caja y las desordene, ¡adiós claves!