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Ponemos a prueba el Asus Zenbook A14, un portátil impresionantemente ligero y que tampoco anda nada mal de autonomía y prestaciones
El Asus Zenbook A14 en color Gris Islandia – Asus
He estado poniendo a prueba un Asus Zenbook A14 estas últimas semanas. Y he de decir que me ha sorprendido muy positivamente, en especial en lo que se refiere a la duración de la batería y a su peso. O más bien a su falta de peso.
El Zenbook A14 en la configuración que utilicé yo monta un procesador Snapdragon® X X1-26-100 Oryon con caché de 30 MB, hasta 2,97 GHz, 8 núcleos, y 8 subprocesos); una NPU –acelerador de IA– Qualcomm® Hexagon™ hasta 45 TOPS; y una tarjeta gráfica Qualcomm® Adreno™.
Tal y como me lo enviaron venía con 32 GB de RAM LPDDR5X y un SSD M.2 NVMe™ PCIe® 4.0 de un TB, aunque la configuración mínima son 16 GB de RAM y un SSD de 512.
Todo esto montado en un chasis que mide 31,07×21,39× centímetros de ancho y de fondo y 1,59 centímetros en su parte más gruesa –dónde está la bisagra– que bajan hasta los 1,59 en su parte frontal.
En el lateral derecho hay un puerto USB A 3.2 de 2.ª generación; en el izquierdo hay un conector HDMI 2.1 TMDS, dos puertos USB C 4.0 con soporte para pantalla y entrega de energía con una velocidad de datos de hasta 40 Gbps; y un jack de audio de 3,5 mm. Wi-Fi 6E (802.11ax) y Bluetooth® 5.3 completan las opciones de conectividad del A14.
Abierto muestra una pantalla OLED de 14 pulgadas con resolución WUXGA (1.920×1.200) en formato 16:10 con retroiluminación LED y 60Hz tasa de refresco y tiempo de respuesta de 0,2 milisegundos. En la parte superior central va una cámara HD con función IR compatible con Windows Hello, lo que quiere decir que puede utilizar tu cara para desbloquear el ordenador. La pantalla se puede abrir con un dedo, algo a mi modo de ver siempre de agradecer en un portátil.
El teclado, retroiluminado en blanco, es de tipo chicle, con un recorrido de tecla de 1,3 mm. El trackpad, de precisión, según Asus, mide mide 127×78 mm. Se trata de un touchpad de vidrio, suave al tacto, con botones integrados y soporte para gestos multitáctiles avanzados, como ajuste de volumen y brillo mediante deslizamientos en los bordes.
Andan también por ahí tres micrófonos y unos altavoces.
Y he dejado el peso para el final porque como decía arriba, me ha parecido una de las características más sorprendentes de este portátil. Son sólo 985 gramos. Eso lo hace tan ligero que el día que lo saqué de la caja creí que me habían enviado un modelo de exposición vacío. Pero no, venía completito con todas sus cosas.
Me sorprendió el día en que lo saqué de la caja y me seguía sorprendiendo el día en que lo empaqueté para enviarlo de vuelta. Y ahora mi ordenador habitual, un MacBook Air M2, con su 1,24 kg de peso, casi me parece pesado.
Eso es en gran medida gracias al material del que está construido, que aunque a primera vista pueda parecer plástico en realidad es de un material que Asus ha bautizado como Ceraluminio y que es una aleación de magnesio y aluminio. Dicen que es anti desgaste, anti arañazos y que no se mancha. Las dos primeras cosas me las puedo creer; lo de las manchas pues bueno, puedo dejarlo en que quizás se manche menos que otros materiales. Pero mancharse se mancha, aunque es fácil de limpiar.
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Cloudflare plantea un escenario web en el que las empresas de IA y buscadores paguen por rastrear los contenidos
La idea es sencilla e interesante de explorar: Cloudflare plantea una opción para que los robots que rastrean la Web para las empresas de IA y los buscadores paguen por acceder a los contenidos generados por empresas y creadores de todo tipo, compensándolos así económicamente.
Actualmente no ven un duro porque los gigantes básicamente se han están quedando con todas las visitas humanas que los editores pueden monetizar; les dan respuestas sin que nadie tenga que «salir» de ChatGPT o el buscador de Google, por poner dos ejemplos. Y rastrearon y entrenaron sin pagar; al fin y al cabo toda la Web era abierta.
La situación actual es un poco la dicotomía de siempre: muchas empresas no quieren cerrar sus contenidos pero tampoco quien «regalarlos». El hecho de que estén o hayan estado abiertos durante décadas es algo a estas alturas inevitable (las IAs se han entrenado con ellos) por lo que esta medida se aplicaría más bien a futuro. Y me da a mi que además no serviría de gran cosa porque formas de saltarse esas barreras hay miles, pero bueno.
Lo que Cloudflare denomina pay per crawl (pago por rastreo) es algo así como que las páginas solicitadas devuelvan el famoso «error 402»:
402 Payment Required
y luego se emplee un sistema de identificación, venta, conciliación y pasarela de pagos por el que las empresas que rastrean, que serían principalmente «las grandes» (Google, OpenAI, Microsoft, Meta…) pagaran por lo que leen, pagos que podrían entonces transferirse en las condiciones pactadas con los creadores de los contenidos (editoriales, bloggers, usuarios finales…)
El sistema parece bastante completo e incluye un montón de variaciones interesantes, tales como límites en los precios, licencias, granularidad, precios dinámicos, consideraciones distintas para búsquedas, entrenamiento de IAs, y demás.
Los interesados en esta idea pueden darse de alta como editores o «rastreadores» a la espera de novedades, porque el sistema está actualmente en versión beta privada, en pruebas.
Cloudflare tiene cierta ventaja al facilitar el acceso –de pago– a gran parte de los contenidos de la web mediante su CDN (red de distribución de contenidos), que es una especie de gran caché de todas las páginas web, al igual que hace con iniciativas como el DNS 1.1.1.1.
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