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Una visualización del reloj Unix en tiempo real
El reloj s32 de Unix es una curiosa representación del tiempo Unix en un reloj con cuatro hermosas manecillas de colores.
678C542F… ¿Pero qué es eso? ¿Cómo se entiende mejor? El tiempo Unix se codifica en 32 bits (4 bytes) y en este reloj cada byte se convierte en una manecilla que gira según el valor de cada uno de los bytes, expresado en hexadecimal: 00, 01… FF, que son las «horas» que marca la esfera del reloj.
El límite inferior del tiempo representable de esta forma es el 13 de diciembre de 1901 y llega hasta el 19 de enero de 2038, lo cual resultaba práctico en su época. El punto intermedio se definió como el 1 de enero de 1970 a las 00:00:00 (Unix Epoch) y se considera la referencia temporal o el «0» para el tiempo Unix; las fechas anteriores son los valores negativos de esos 32 bits (con signo) y las positivas las posteriores.
Como en total con 32 bits se cubren unos 136 años (68 hacia el pasado y 68 hacia el futuro, desde 1970) en algún momento el tiempo se acaba. Podría llegar el año 2038 y suceder cosas chungas con los ordenadores (¡desbordamiento!), una especie de rememoración del «efecto 2000». En sistemas de 64 bits, el rango se extiende a ±292.000 millones de años desde 1970, una solución con «más holgura». Y es así en Windows, Mac, Linux, iOS y Android de 64 bits desde hace bastante tiempo.
En el reloj s32 los segundos que quedan hasta el 19 de enero de 2038 se calculan también como un porcentaje. Actualmente la barra está al 90% más o menos.
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Pilgrim Machines, una historia de exploración espacial en el futuro a la que le falta una historia que enganche
Pilgrim Machines. Por Yudhanjaya Wijeratne. Aethon Books (17 de septiembre de 2024). 310 páginas.
En el futuro la humanidad está dando sus primeros pasos por nuestro vecindario galáctico cuando entra en contacto con una entidad alienígena que, tras años de conversaciones, le da los esquemas de un motor mucho más avanzado que los que tiene.
Para cuando consiguen descifrar los esquemas montan un primer ejemplar en la PCS Blue Cherry Blossom (BCB), una nave manejada por una inteligencia artificial que nació como una persona pero que en un momento dado de su vida optó por ser convertida en la base de esa IA.
La tripulación de la BCB está formada por personas «normales» pero también incluye algunas que han modificado sus cuerpos para adaptarse a las condiciones del espacio o para poder desempeñar alguna función especial a bordo.
El libro cuenta el viaje de la BCB y su tripulación hasta Cygnus X-1, el agujero negro que hay en el centro de nuestra galaxia, viaje que sirve al autor para ir reflexionando sobre lo que es ser humano y sobre el sentido de la vida –no, no es 42, al menos no en esta novela– desde un punto de vista claramente influido por el budismo, que es la religión del autor. Ya sabes, quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
El problema es que aunque parece que pasan cosas en realidad no pasan muchas cosas, por mucho que se encuentren a algún otro alienígena por el camino. Me la terminé esperando que llegara a algún sitio –guiño guiño codazo codazo– y porque no me gusta dejar libros a medias. Pero no la recomendaría.
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