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Neuschwanstein
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El castillo de Neuschwanstein se edificó sobre las ruínas, totalmente derruídas de otro castillo medieval, el de Vorderhohenschwangau. Durante la edad media, en el desfiladero del río Pöllat había dos castillos más pequeños que los actuales. El primero era un palacete románico y un torreo, y se llamaba Vorderhohenschwangau, el segundo era una torre fortificada con recámaras, llamado Hinterhohenschwangau. Los dos pertenecieron a la família Wittesbach desde el siglo XV, y llegaron al siglo XIX de desigual manera, mientras el primero eran sólo ruinas, el segundo se convirtió en mirador.
Pero no se puede contar la historia de Neuschwantein sin contar la de Luis II de Baviera, ya que fue su impulsor, siendo el arquitecto Christian Jank, el ingeniero estructural Eduard Riedel y el ingeniero civil Georg von Dollmann.
De joven Luis II de Baviera visitaba habitualmente la zona alojándose en el castillo de Hohenschwangau, que su padre, Maximiliano II transformó en un castillo residencial en el año 1837. El rey de niño ya se interesó por las ruínas de Vorderhohenschwangau y las pintó en su diario en 1859.
Así pués, el primer gran proyecto de Luís II de Baviera al subir al trono en 1864 fue la reconstrucción del mencionado castillo, al que, como su padre hizo con el suyo, le cambiaría el nombre, llamándole Neuschwanstein (el nuevo cisne de piedra). En él conceptualizaba el castillo ideal para el caballero medieval. Era su visió romántica de la Edad Media, en la que tuvo que ver bastante Richard Wagner con sus óperas Tannhäuser y Lohengrin.
Con la cantidad de recursos económicos que obtuvo a la muerte de su abuelo Luis I de Baviera en 1848 ya planeaba un refugio fuera de Munich y vivir plenamente esta fantasía medieval. Algunos biógrafos piensan que el inusitado consentimiento de sus padres, contrapuesto al severo control y rígida disciplica de sus preceptores modelaron en el un comportamiento excéntrico, agravado por la presión de haber crecido en el seno de una família real.
Luís II sucede a su padre demasiado jóven en 1864. Con sólo 18 años ya le surgieron los problemas, el primero la gran enemistad que tuvo con Prusia y la expectativa de engendrar un heredero. Se alió con Austria contra Prusia en la Guerra de las Siete Semanas que perdió, teniendo que aceptar un acuerdo de defensa mutua con los prusianos en 1867. Debido a la determinación de Otto von Bismarck en la unificación alemana, que persuadió a Luis tras su derrota con Austria, que supuso la anexión de Hesse, Francfort, Hannover y Nassau a la Confederación de Alemania del Norte, quedando Baviera muy debilitada frente a sus dos grandes vecinos, la renaciente Alemania y el imperio austríaco.
Decepcionado de tanta intriga política y de la época que le tocó vivir, se fue retirando cada vez con mayor frecuencia de Munich para pasar grandes estancias fuera de la capital (aunque tenia impuesto un mínimo exigible de meses al año). Esto obligaba a que muchas firmas importantes y reuniones de ministros se realizaran fuera de Munich, en primer lugar en el castillo de Linderhof, que fue su residencia habitual.
Se le gestionó matrimonio con su prima Sofía, duqesa de Baviera, hermana de la célebre emperatriz Isabel de Baviera (Sissi). Los cortejos de Luis fueron deshaciéndose, para romper el compromiso en 1867 y Sofía se casó con el duque de Alençon. Se le atribuyó una relación amorosa con su prima Sissi, cosa que no fue cierta, aunque gozaban de buena amistad.
A lo largo de su reinado se enamoró de varios hombres apuestos, lo que le llevó a tentativas de suprimir sus deseos sexuales y mantenerse fiel a los dogmas católicos. Quizá esta homosexualidad reprimida fuera lo que determinó que al final de su reinado se dictaminara su incapacidad para gobernar, aunque muchos historiadores piensan que fue la família la que le quiso arrebatar el trono.
Volviendo al castillo, éste construyó en estilo neogótico y neorománico, en el que destacan especialmente las ventanas biforias y triforias en 1869. De todas formas el primer problema fueron las demandas y caprichos que iba pidiendo el rey, que hicieron crecer los presupuestos. Un ejemplo fue que el cuarto de trabajo se convirtió en la Sala del Trono, o uno de visita en una Sala árabe. Esto hizo que el castillo, que tenía planeada su terminación en 1872, tuviera varios años de trabajos extras.
Debido a tanto despilfarro en éste y otros proyectos reales, las arcas reales comenzaron a tener problemas graves de liquidez, aunque en las construcciones no se llevaran la mayoría del presupuesto. El presupuesto para el castillo de Neuschwanstein fue inicialmente de 3,2 millones de marcos de oro, que finalmente terminó siendo de casi el doble. Teniendo que recurrir habitualmente a préstamos, en 1883 sus deudas fueron de siete millones de marcos de oro, lo que le amenazó de embargo en 1885, y finalmente, en 1886 se le incapacitara para gobernar.
El rey Luis II no vió nunca acabado el castillo, ya que murió misteriosamente en el lago Starnberg el 13 de junio de 1886. A pesar de que la intención de Luis II no fuera nunca de que el castillo estuviera abierto al público, sólo seis semanas después de su muerte se abrieron las puertas del castillo a sus visitantes, y con la recaudación se pagaron en parte los préstamos del rey, de tal forma que en 1899 de saldaron todas sus deudas. De hecho, a partir de entonces fue una fuente lucrativa de negocio para la familia Wittesbach, junto con otros castillos del rey Luis, como Linderhof, el palacio de Herrenchiemsee, o el castillo de Maximiliano, Hohenschwangau.
En 1918, con el advenimiento de la república cesaron los pagos a la família real, y en 1823 el castillo pasó a ser propiedad del Estado Libre de Baviera, mientras Hohenschwangau producía un fideicomiso para la familia Wittelsbach.
El Tercer Reich utilizó el castillo para almacenar obras de arte robadas a Francia o más tarde para guardar el oro del Reichbank. Con la pérdida de la guerra se tenía prevista su demolición por parte de las tropas de la SS, aunque el Gruppenführer no llevó a cargo la orden y entregó el castillo a las tropas estadounidenses. Gracias a ello el castillo no sufrió daños en la Segunda Guerra Mundial, incluso tras esta fue archivo temporal de la documentació bávara dada la devastación sufrida por la capital. Fue nominada la 8 maravilla del mundo y se pidió su inclusión como parte de los Castillos del Rey Luis como Patrimonio de la Humanidad en 1988. En la actualidad es el monumento más visitado de Alemania, con unas estrictas medidas de seguridad, incluyendo no poder saltarse la hora de visita obligatoria en el tiquet de 35 minutos.
Este castillo fue una inspiración para Walt Disney y su castillo de Cenicienta (logo característico de la marca), junto con el palacio de Versalles, los castillos de Fontainebleau, Chenonceau, Chambord, Chaumont, Mozna y el alcázar de Segovia.
Enlaces
Web oficial del castillo de Neuschwanstein
König Ludwig II & Neuschwanstein (en alemán)
Webcam